jueves, 1 de septiembre de 2011

Estigmas

"Desde la más tierna infancia Caín y abel habían sido los mejores amigos, a tal punto llegaban que ni hermanos parecían, donde iba uno, el otro iba también, y todo lo hacían de común acuerdo. El señor los quiso, el señor los juntó, así decían en la aldea las madres celosas, y parecía cierto. Hasta que un día el futuro entendió que ya era hora de manifestarse. Abel tenía su ganado, Caín su Campo, y, como mandaban la tradición y obligación religiosa, ofrecieron al señor la primicia de su trabajo, quemando abel la delicada carne de un cordero y Caín los productos de la tierra, unas cuantas espigas y simientes. Sucedió algo hasta hoy inexplicado. El humo de la carne ofrecida por abel subió recto hasta desaparecer en el infinito, señal de que el señor aceptaba el sacrificio y de que en el se complacía, pero el humo de los vegetales de Caín, cultivado con un amor por lo menos igual, no fue lejos, se dispersó allí mismo, a poca altura del suelo, lo que significaba que el señor lo rechazaba sin ninguna contemplación. Inquieto, perplejo, Caín le propuso a abel que Cambiasen de lugar, pudiera ser que circulara por allí una corriente de aire que causara contratiempo, y así lo hicieron, pero el resultado fue el mismo. Estaba claro, el señor desdeñaba a Caín. Fue entonces cuando se puso de manifiesto el verdadero carácter de abel. En lugar de compadecerse de la tristeza del hermano y consolarlo, se burló de él, y como si eso fuese poco, se puso a enaltecer su propia persona, proclamándose, ante el atónito y desconcertado Caín, un favorito del señor, un elegido de dios. (...) Un día Caín, le pidió al hermano que lo acompañara a un valle cercano donde corría la voz de que se escondía una zorra y allí, con sus propias manos, lo mató a golpes con una quijada de burro que había escondido antes en un matorral, o sea, con alevosa premeditación".

"- Lo has matado.
- Así es, pero el primer culpable eres tú, yo hubiera dado mi vida por su vida si tu no hubieses destruído la mía.
- Quise ponerte a prueba.
- ¿Y quien eres tú para poner a prueba lo que tú mismo has creado?
- Soy el dueño soberano de todas las cosas.
- Y de todos los seres -dirás-, pero no de mi persona ni de mi libertad.
- Libertad para matar.
- Como tú fuiste libre para dejar que matara a abel cuando estaba en tus manos evitarlo, hubiera bastado que durante un momento abandonaras la soberbia de la infalibilidad que compartes con todos los demás dioses, hubiera bastado que por un momento fueras de verdad misericordioso, que aceptases mi ofrenda con humildad, simplemente porque no deberías rechazarla, simplemente porque los dioses, y tú como todos los otros, tenéis deberes para con aquellos a quienes decíis que habéis creado.
- Ese discurso es sedicioso.
- Es posible que lo sea, pero te garantizo que, si yo fuese dios, diría todos los días, Benditos sean los que eligieron la sedición porque de ellos será el reino de la tierra.
- Sacrilegio.
- Lo será, pero en cualquier caso nunca mayor que el tuyo, que permitiste que abel muriera.
- Tú has sido quien lo ha matado.
- Si, es verdad, yo fui el brazo ejecutor, pero la sentencia fue dictada por ti.
- La sangre que está ahí no la derramé yo. Caín podía haber elegido entre el bien y el mal, si eligió el mal, pagará por eso.
- Tan ladrón es el que va a la viña como el que se queda vigilando al guarda -dijo Caín-.

(...)

- Andarás errante y perdido por el mundo.
- Siendo así, cualquier persona me podrá matar.
- No, porque pondré una señal en tu frente."


José Saramago - "Caín"




Elio Toffana - La purga (03 BLACK OPS)



La sonidería - Po ético

 

JimmyAttitude

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