domingo, 28 de agosto de 2011

El último caballero

Los grandes clubes, siempre tienen buques insignia, ese jugador generalmente formado en la casa, y que representa como nadie los valores tanto del club como del fútbol como deporte en si, y no como el negocio que nos quieren vender. El juego entre caballeros es lo que realmente dignifica y a la vez, justifica, el porqué de las cifras astronómicas que se manejan en muchos casos, del movimiento masivo de las hinchadas para partidos importantes y partidos no tan importantes de cara a la galería y el valor que se le otorga en algunas ocasiones, entendiendo el juego como algo más que un deporte. Últimamente, y con causa en los medios de comunicación, es complicado ver grandes jugadores que desarrollen su carrera en la que es su casa, superando todo tipo de hándicaps, contratos con muchos ceros o vaivenes de la vida rutinaria de cada uno, que pueden llegar a influir en lo que para muchos es simplemente un trabajo. De este tipo de jugadores, de donde se puede destacar a Alessandro Del Piero, Raúl González, Paolo Maldini, Javier Zanetti... me gustaría destacar a uno de ellos por encima del resto, y por el cual sufro una declarada admiración desde que tengo uso de noción, Paul Aaron Scholes.


Manchester. Cityzens y United, sky blues contra red devils. Rivalidad acrecentada en los últimos tiempos por los petrodólares de uno de estos nuevos ricos de Arabia, que pone en primera línea de fuego el debate presentado anteriormente. El United es un club de historia, con grandes rockeros entre los que no se puede pasar sin mencionar a Sir Bobby Charlton, Bobby Robson, Dennis Law, George Best, y más recientemente a Eric Cantona o Karel Poborsky, o la temible delantera que formaban Andy Cole y Dwigth Yorke. Además, siempre ha contado con el respaldo de una cantera admirable de donde han salido futbolistas de clase mundial, y para muestra un botón, con Teddy Sheringam, David Beckham, Paul Ince o el siempre polémico y díscolo Roy Keane. Mención aparte merece Ryan Giggs, the welsh wizard, otro de esos jugadores de club que merecería tanto una entrada como el pelirrojo, pero este sigue en primera línea de fuego, cabalgando la izquierda del teatro de los sueños y durante mucho tiempo, estos galeses curtidos a base de ginebra que diría JB Toschack... Por el contrario, el City, armado hasta los dientes, es un club con mucha menos solera y tradición, pero que presumiblemente será el rival a batir en la Premier, con un medio campo que quizás únicamente Barcelona o Real Madrid no tengan nada que envidiar, pero que asusta, principalmente en videojuegos y casas de apuesta.


Si echamos un poco la vista atrás, hasta la llegada de Sir Alex Fergusson, el United vivía a la sombra de un todopoderoso Liverpool comandado por Ian Rush y sobre todo Kenny Dalglish, actual residente del banco de The Kop. La llegada del escocés, muy discutido las dos primeras temporadas en Old Trafford, dio un nuevo aire a un club que llevaba mucho sin ganar nada en Europa ni por las islas. Se confió en un proyecto a largo plazo y que instauró un modelo de trabajo en la vieja Inglaterra, donde da la parcela de fichajes, administración y dirección total al manager, factor del que se han aprovechado entre otros José Mourinho, Rafael Benítez o Arséne Wenger. La confianza depositada en Fergusson fue dada por este a los dos jugadores antes mencionados, que serían el pilar del equipo sumando al guardameta que se convertiría en capitán y símbolo del club más adelante, Peter Schmeichel. 


Ocupándonos un poco más del personaje tras el contexto histórico, Scholes desarrolla toda su carrera en Manchester, llegando al primer equipo desde las categorías inferiores en 1994. Más de 540 partidos con la zamarra roja le observan, entrando en el quinteto de jugadores que más veces se la enfundaron. Aunque su posición no era la de mediocampista ofensivo, si no más bien la de creador, siempre gozó de una gran llegada desde segunda línea y una pegada con un disparo a media y larga distancia envidiables. En su palmarés con los diablos rojos, cuenta con diez campeonatos ligueros, siete Community Shield, seis FA Cup, tres copas de Europa, una intercontinental y un mundial de clubes.

Defendió a los pross en cuatro competiciones oficiales desde 1997 hasta 2004, marcando un total de 14 goles, entre los dos mundiales y las dos eurocopas, aunque ya sabemos todos del escaso bagaje que atesoran en los últimos años los ingleses en competiciones europeas. Tras Portugal, se retiró para centrarse en su club y su familia, declinando las llamadas de Steve McLaren y Fabio Capello para que volviese a integrar un plantel en el que Steve Gerrard y Frankie Lampard llevan la manija desde hace unos años.


Tras la derrota del United en la final de la última edición de la liga de campeones (en la que se intercambió y pusó la camiseta de Andrés Iniesta al terminar el partido), Paul anunció su retirada del fútbol en activo a la par que otro emblema de los diablos, Edwing Van der Sar. Ahora, pasará a formar parte del staff técnico del cuadro dirigido por Fergusson. Se echará de menos la clase que desplegaba siempre que saltaba al campo, tan rudo como limpio, un caballero dentro y fuera del terreno de juego, dónde siempre recogió elogios tanto de compañeros, superiores como rivales. Larga vida a Silent Hero.

No se me pongan celosos Dennis Bergkhamp ni Zinedine Zidane.

Good bye, Sir.


JimmyAttitude

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