Todo lo que ocurre, cuando tiene importancia, es contradictorio por naturaleza. Hasta que apareció aquella para la que escribo esto, pensaba que las soluciones para todo se encontraban en algún lugar exterior, en la vida, como se suele decir. Cuando la conocí, pensé que estaba aprehendiendo la vida, aprehendiendo algo en lo que podría hincar el diente. Y, en cambio, se me escapó la vida de las manos. Extendí los brazos en busca de algo a que apegarme...y no encontré nada. Pero, al hacerlo, con el esfuerzo por aferrarme, por apegarme, descubrí, pese a haber quedado desamparado, algo que no había buscado: a mí mismo.
Henry Miller - "Trópico de Capricornio "
"No se si es sexo por amor, o amor al sexo lo que me derrumbó". Compartir orgasmos con la persona que amas no es practicar sexo, es estar vivo. Paradójico cuanto menos, cuando el cuerpo queda muerto por instantes. Ese periodo, también es denominado como la pétite morte. Bernini es uno de los artistas que mejor supo captar su esencia en El éxtasis de Santa Teresa. Pero no hace falta recurrir al arte, ni a la desvirtuada divinidad para disfrutar de ello. Podría daros múltiple información científica sobre el hecho, pero ya que estoy escribiendo en mi blog personal, que menos que escribir sobre mi visión, ya que podéis encontrar miles de enlaces a tiro de click de google.
Personalmente, no entiendo el sexo sin amor. Suscribo lo dicho por Woody Allen, "el sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es de las mejores". Y es que no podemos comparar el acto sexual si existen lazos sentimentales entre los participantes del mismo, a otro de distinta índole en el que participan dos personas que se conocieron hace veinte minutos en una discoteca y simplemente sintieron atracción física y despertaron sus instintos animales, que al fin y al cabo, no dejamos de ser otra cosa que eso. Os dejo un pequeño fragmento de una película del de Brooklyn:
- ¿No te importará que haya tardado tanto en acabar?
- Ah... No no no, no seas tonta, ya empiezo... Ya empiezo a recuperar la sensibilidad en la mandíbula.
- Hacer el amor contigo es toda una experiencia kafkiana.
- Mmmm... Gracias.
- Eso lo digo como un cumplido.
- Creo... Creo que se le da tanta importancia al orgasmo para compensar las zonas vacías de la vida.
- ¿Quien dijo eso?.
- No lo se, tal vez fue... Marqués de Sade.
Y es tal que así. No podemos culpar a nadie de buscar la felicidad en los orgasmos. El problema es que llevamos anclado como automatismo, que la fidelidad sexual es el mayor regalo que se le puede hacer a la pareja. Sinceramente, no se si este modelo de conducta que arrastramos los occidentales es el más adecuado, pero si que me parece una forma bastante adecuada; desde luego, no cabe la menor duda de que es una gran prueba de amor ligar todas tus eyaculaciones a una misma persona (las que te provocas tú mismo no cuentan).
El caso es, que no hay color entre correrte dentro de la persona en torno a la cual gira tu vida y hacerlo dentro de una cualquiera. Y no lo hay aunque la don nadie tenga el coño más pequeño, te la chupe mejor o te corras más, ni lo hay ni lo habrá. Parte de culpa puede ser del descenso de libido que experimentamos nada más ejecutamos la descarga, que aparte de provocar profunda somnolencia, provoca en todo ser humano actitudes de despego pudiendo tornar en misantropía incluso, por lo que es mucho más saludable tener al lado a la persona que amas, que es más fácil de aguantar, que una tipa que puede hasta oler mal, y si, por cariño se pasan olores, pero por educación es otra historia, y más en asuntos de alcoba. Pero no lo podemos ligar únicamente a causas biológicas. Por mucho que no creamos en amigos imaginarios, son pocos los que renuncian a su parte espiritual (al menos yo no lo hago). Ya sabéis, toda la vaina del alma y esa mierda. Esas putas mierdas también follan, ahí está la clave. "Las mentes, hay que follarse a las mentes", que decía Dante a Martín. Encuentra alguien que merezca la pena, ámala, y tíratela, empezarás a entenderme, a veces no encuentras las palabras.
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JimmyAttitude